La familiaridad enriquece el conocimiento

Charlas del maestro Sohbets

Sheikh Naqshband, el más importante pilar de la tariqat naqshbandi, solía decir siempre: "La esencia de nuestro camino se encuentra en la reunión en compañía del Sheikh o de alguno de los aspirantes que le siguen. Estos encuentros son fuente de toda bondad".

A este tipo de reunión se le llama "Sohbet", y consiste en que el Sheikh, o un representante designado por el Sheikh, se dirija al grupo después de haber unido su corazón con la cadena de maestros por medio de la cual se alcanza el corazón del Santo Profeta, o puede consistir simplemente en una reunión informal, en una ocasión propicia para la intimidad (A menudo el Sohbet consiste en ambos aspectos, un discurso seguido de un intercambio familiar).

¿Por qué Shah Naqshband le asignaba tanta importancia a estas reuniones? ¿Por qué aparentemente él hacia más hincapié en esto, que en el salat o el Dhikr? Porque la familiaridad que emerge de estas reuniones prepara y abre nuestros corazones a los demás actos de adoración y a nuestro Señor. El reunirse en una atmósfera de intimidad es el método utilizado por los Profetas para ablandar el corazón de sus gentes, puesto que los corazones suavizados hacen que nuestras adoraciones sean aceptables delante de la Presencia Divina.

Si la gente no puede conseguir de sí misma respetar a los demás, como es el caso cuando la gente se reúne con un maestro o un representante suyo, entonces se volverán siempre más agresivos, salvajes y egoístas. En nuestras reuniones una persona debe ser el líder simbólico que se dirija a los demás. Si él es el representante del Sheikh, puede ser que el sea a nivel de la vida cotidiana solamente uno entre un grupo de hermanos que persiguiendo un objetivo común, o puede ser que ya halla alcanzado alguna estación espiritual que le permita realizar un papel más completo en cuanto a la guía de los miembros del grupo. Ya sea el primer o el segundo caso, cuando uno de estos representantes pone su corazón en conexión con la transmisión espiritual con la intención de dirigir el Dhikr o celebrar un discurso de Sohbet, él se convierte en el instrumento por el cual el poder espiritual y las bendiciones se difunden para toda la asamblea.

Las bendiciones divinas descienden sobre estos encuentros en los que una persona la preside humildemente y los demás obedecen humildemente. Estas bendiciones no descienden sobre un grupo en el cual cada uno trata de probar su superioridad de sus puntos de vista. No, nuestras reuniones no son clubes de debate. Si seguimos estas líneas, después de que una persona se dirija al grupo y los demás obedezcan, tanto internamente como externamente, una atmósfera especial de intimidad debería establecerse en esta reunión, de forma que todos estén en buena disposición con los demás del grupo, y todos sean capaces de intercambiar ideas de forma constructiva, y sin confrontaciones.

Nuestros egos se rebelan en contra cuando intentamos ponerlos al mismo nivel que los otros, ¡por lo tanto como se deben sentir cuando deben mostrar obediencia! El ego es una criatura salvaje, que busca constantemente el aseverar su unicidad y su superioridad y empequeñecer a los otros. Si podemos conseguir tener el control en la lucha con nuestros egos, ellos pueden acceder a mostrar deferencia con reductancia, pero nunca lo harán voluntariamente.

El hombre está sujeto a impulsos conflictivos. Él quiere ser único, pero es también un animal social. La unicidad es un atributo de nuestro Señor y se nos ha dado a todos nosotros una participación de este atributo divino, de manera que somos todos diferentes tanto físicamente como al nivel de nuestra personalidad, de hecho solamente hay un único nombre divino reflejándose en cada uno de nosotros. Un nombre divino que el Señor nos ha concedido participar de él en exclusión de otros. Esta es la razón por la cual tenemos una tendencia intrínseca a vernos a nosotros mismos como seres únicos, y ciertamente lo somos, pero el error consiste en vernos a nosotros mismos como seres superiores a los otros. Porque es en unidad con los otros que nosotros podemos desarrollar nuestro potencial para completarnos, ya que nuestro nombre único se hace manifiesto a través del acto de unirlo a la totalidad de los Atributos Divinos.

El camino a la plenitud de éste gran potencial pasa por la familiaridad con la gente. Aquel que encuentra el camino a los corazones de la humanidad encuentra la Divina Presencia de su Señor. Esta es la razón por la cual el Profeta (saws) reunía a la gente en estos encuentros informales. ¡Pero no penséis que es una tarea fácil! El poder de atraer a la gente a reunirse es un regalo del Cielo. A los Profetas y sus Herederos les ha sido concedido el don de dirigirse al corazón de las gentes directamente, para que así todos aquellos cuyos corazones no son de piedra, todas aquellas gentes cuyos corazones están abiertos, todos aquellos cuyos corazones no están cerrados, puedan ser afectados por sus mensajes.

Mayormente son las gentes más humildes las que responden a los mensajes de los Profetas, ellos están cercanos por naturaleza, ellos son capaces fácilmente de distinguir algo vivo de algo artificial, y en general, son las mujeres las que están más abiertas a los mensajes de los Profetas, puesto que el corazón de las mujeres se abre más fácilmente que el corazón de los hombres. El corazón está a menudo firmemente cerrado.

Es imposible para una persona con el corazón abierto rechazar el mensaje de un Profeta o de uno de sus Herederos. Pero para la gente que está hinchada de orgullo por su conocimiento y que se acercan a las gentes de Allah, en orden a hacerles aceptar sus ideas, más que bien que aceptar las Enseñanzas Divinas, tales personas están predispuestas a cerrar sus corazones delante de cualquier opción o camino espiritual (tariqat).

Un signo de la transmisión espiritual real es que los corazones quedan afectados y suavizados y que así una familiaridad auténtica y un afecto verdadero crecen entre los recipientes de esta transmisión.

Éste es el primer paso hacia la verdadera fe. No seréis verdaderos creyentes hasta que no queráis para los otros los que deseáis para vosotros mismos, hasta que podáis poneros en el calzado que calzan aquellos que están en conflicto con vosotros. Hasta que no sintáis afecto y familiaridad hacia vuestro grupo de compañeros de viaje es imposible imaginar simpatía hacia gente que está en enemistad con vosotros.

¿Cómo es posible abrir nuestros corazones hacia nuestros compañeros? Nuestros corazones deben encontrarse en el corazón de uno de los amigos de Allah, puesto que sus corazones son el lugar de la Atracción Divina, y es este poder que les permite a ellos ser el medio para la unión de los corazones. Si no hay conexión con la fuente del Amor del Señor de todos los seres y de todos los mundos, entonces no puede haber, no puede desarrollarse una familiaridad duradera entre la gente. Solamente se establece una familiaridad superficial, la cual es fácilmente desconsiderada cuando los intereses egoístas intervienen.

Si una persona no ha pasado por un entrenamiento en mano de uno de los herederos del Profeta (saws) es imposible para él soportar a toda aquella gente que le causa problemas. Él se volverá como un arbusto lleno de espinas, imposible de acercarse a él, siempre dispuesto a pinchar al que se acerque, ya sea amigo o enemigo. Y a pesar de esto tales personas suelen ser incapaces de darse cuenta que ellos mismos son casos difíciles, que ellos mismos son personas difíciles de acercarse a ellos, pero en cambio están siempre dispuestos a atribuir ese mismo defecto a los otros. Esto no es sorprendente, puesto que este es el mecanismo de la psique humana: a saber, el de atribuir a los otros nuestras propias malas características. Nosotros somos todos espejos, espejos unos de otros, pero no nos damos cuenta que es nuestra propia fealdad la que adjudicamos a los otros. Nuestro creador simpatiza con todas las criaturas y aquel que ha recibido un rayo de este atributo Divino encuentra su corazón inclinado hacia la gente. Esta familiaridad es una transmisión de corazón a corazón. Nos preocupéis pues de mis palabras, recibid solo mi transmisión.

La familiaridad con nuestros semejantes es solo el primer nivel sobre el cual la familiaridad Divina se hace manifiesta puesto que el alma que está verdaderamente llena de amor despierta el afecto incluso de los animales salvajes.

Una vez mientras acompañaba a mi maestro por el campo (GrandSheikh), nos íbamos acercando a la casa de una persona a la cual íbamos a visitar, un perro amarillo empezó a correr hacia nosotros con su cola entre las piernas, como un escorpión, pensé que nos obligaría a salir corriendo, pero entonces cuando se acercó lo suficiente para vernos su aspecto cambió totalmente, y empezó a mover su cola como si nos hubiese reconocido, aunque ciertamente ninguno de nosotros había estado allí antes. Cuando el perro se acercó al maestro él acarició su cabeza, y después de esto aquel fiero perro guardián tomó el aspecto de un cariñoso muñeco saltando de contento alrededor nuestro. Entonces el maestro me dijo: "Me ha reconocido. Yo no soy un extraño para nadie".

Incluso los feroces leones pueden volverse gatitos delante de la presencia de los receptáculos de la Familiaridad Divina.

Una vez durante los primeros días del Islam, una caravana de peregrinos había venido a visitar la casa de Allah en Meca. De repente la caravana se detuvo, Abdullah Ibn Umar, que Allah esté complacido de ambos, estaba en la caravana, y cuando ésta se detuvo fue a ver lo que sucedía. La gente estaba en un estado de gran agitación pués un león se encontraba sentado en medio del camino y tenían miedo de que pudiera atacar a los peregrinos. Abdullah ibn Umar ordenó a sus camellos arrodillarse y descendiendo de él, se dirigió al león y levantando suavemente su oreja le regaño gentilmente diciendo: "No te quedes aquí, esto no es un sitio para ti, este es el camino de los peregrinos a la casa de Allah, debes ser obediente y respetuoso y no atacarlos pues están bajo la protección de Allah el Todopoderoso". Y escuchando esto el león obediente se marchó de allí y la caravana pudo proseguir su viaje hacia la casa de Allah.

Bi-hurmatil habib, allahuma zid habibika `izzan wa sharafan wa nuran wa sururan wa ridwanan wa sultanan bi-hurmatil habib, bi-hurmatil fatiha.

 

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