Maestro
de la Muy distinguida Orden Sufi Naqshbandi
Maulana
Sheikh Nazim es el cuadragésimo maestro de la orden sufi Naqshbandi, fue discípulo
de Grandsheikh Abdullah Daghestani y es descendiente del Profeta Muhammad (la
paz sea con él y su familia).
Él revivió la Orden Naqshbandi al final
del siglo XX, su personalidad espiritual expresó por igual el carácter profético
y la sutileza del místico.
Su principal labor fue infundir el amor de
Dios y amor a los amantes de Dios en un tiempo de desmedida desconexión de la
humanidad con respecto a sus orígenes celestiales.
Él fue un Erudito entre
los Santos y el Santo de los Eruditos. Su posición fue la de revivificador del
sufismo y del Islam en el puente del siglo XX al XXI y también del siglo XIV al
XV del calendario islámico.
Maulana Sheikh Nazim fue iniciado en el conocimiento
externo de la ley sagrada y el conocimiento interno de la purificación de los
corazones.
Su
vida
El
nació en Larnaca, Chipre, el 23 de Abril de 1922, un domingo, 26 de Shaban de
1340 A.H. El linaje paterno tiene sus raíces en Abdul Qadir Gilani, fundador de
la Orden Qadiri. El linaje materno llega hasta Jalaluddin Rumi, fundador de la
Orden Mevlevi. El es Hasani-Husayni es decir que está emparentado con el Profeta
Muhammad (la paz sea con él y su familia) a través de los linajes de sus abuelos.
Durante su infancia en Chipre él solía sentarse con su abuelo, quien fue
un Sheikh de la Orden Qadiri, para aprender su disciplina y recibir instrucción
espiritual. Signos extraordinarios aparecieron tempranamente en él, su conducta
era modélica en cuanto a su educación, prudencia y juicio. El nunca se peleó ni
discutió con nadie. Siempre estaba sonriente y paciente. Ambos abuelos lo entrenaron
para el camino espiritual dándole a conocer los textos sagrados así como las técnicas
de introspección y recogimiento.
Siendo joven, Sheikh Nazim empezó a recibir
gran consideración por su inusual estación espiritual. Todos en Larnaca lo conocían,
porque desde pequeño mostró que era capaz de aconsejar a la gente, de predecir
el futuro y revelarlo espontáneamente. Desde los cinco años había momentos en
que se ausentaba y después de buscarlo, su madre lo encontraba o en la mezquita
o en la tumba de la santa Umm Hiram (quiera Dios estar complacido con ella), una
Compañera del Profeta (la paz sea sobre él). Muchos turistas visitaban a la santa
atraídos por el espectáculo de una roca suspendida en el aire sobre su sepultura.
Cuando su madre trataba de llevarlo a casa, él respondía, "Déjame aquí con Umm
Hiram, ella es uno de nuestros antepasados." Solía hablar con Umm Hiram, que fue
enterrada hace mil cuatrocientos años, escuchaba y luego hablaba, escuchaba y
respondía, como si tuviera una conversación con ella. Cuando alguien le preguntaba,
decía, "Déjenme, estoy hablando con mi abuela que está en esta tumba."
Su
padre lo envió al colegio a estudiar conocimiento secular durante el día, y por
las tardes se dedicaba a las ciencias religiosas. Fue un genio entre sus compañeros.
Después de terminar la secundaria, todas las noches dedicaba su tiempo a estudiar
las órdenes Mevlevi y Qadiri. Dirigía los círculos Qadiri y Mevlevi los jueves
y viernes respectivamente.
En esa época todo el mundo en Chipre lo conocía
como una persona sumamente espiritual. Aprendió la Ley Divina, jurisprudencia,
la ciencia de las Tradiciones, la ciencia de la lógica, el comentario del Corán
y era capaz de dar fallos legales en toda la variedad de temas Islámicos. Era
capaz de hablar desde todos los niveles espirituales. Recibió la gracia de explicar
las difíciles realidades en aforismos claros y fáciles.
Después
de completar el colegio de secundaria en Chipre, se mudó a Estambul en 1940 /1359
AH, donde vivían sus dos hermanos y una hermana. El estudió ingeniería química
en la Universidad de Estambul, en el Distrito de Bayazid. Al mismo tiempo, él
progresaba en el conocimiento de la Ley Divina y en el estudio del idioma árabe
con su Sheikh, Sheikh Jamaluddin al-Lasuni, quien murió en 1955 /1375 AH. Recibió
su título en ingeniería química y sobresalió entre sus colegas. Los profesores
universitarios lo alentaron para que entrara en investigación. El dijo, "Yo no
siento atracción hacia la ciencia moderna. Mi corazón siempre es atraído hacia
las ciencias espirituales."
Durante su primer año en Estambul conoció
a su primer Sheikh espiritual, Sheikh Sulayman Arzurumi, un maestro de la Orden
Naqshbandi que murió en 1948 /1368 AH. Mientras estudiaba ingeniería química,
asistía a las reuniones de este Sheikh para aprender la disciplina de la Orden
Naqshbandi, además de sus dos órdenes, la Qadiri y la Mevlevi.
A él se
lo solía ver en la Mezquita de Sultán Ahmad, meditando a lo largo de la noche.
Él dijo, "allí recibí grandes bendiciones y enorme paz en mi corazón. Yo siempre
rezaba la oración del amanecer en esa mezquita con mis dos Sheikhs, Sheikh Jamaluddin
al-Lasuni y Sheikh Sulayman Arzurumi. Ellos me educaron y pusieron conocimiento
espiritual en mi corazón. Tuve muchas visiones en esa época, que me llevaban a
Damasco, pero todavía no tenía permiso de mi Sheikh. Muchas veces en mis visiones,
a través de auto extinción, vi al Profeta Muhammad (la paz sea sobre él) llamándome
a su presencia. Había un profundo anhelo en mi corazón de dejar todo y migrar
a la Santa Ciudad del Profeta (la paz sea sobre él)."
El
encuentro con Sultan Awliya Sheikh Abdullah ad-Daghestani.
"Un día, cuando este anhelo
en mi corazón fue particularmente intenso, tuve una visión en la que mi Sheikh,
Sulayman Arzurumi, venía me palmeaba el hombro y me decía, 'Ha llegado el permiso
ahora. Tus secretos, tu confianza y tu guía espiritual no están conmigo. Yo sólo
te tuve a mi cuidado hasta que estuvieras preparado para tu verdadero Sheikh que
también es mi Sheikh, Sheikh Abd Allah ad-Daghestani. El tiene tus llaves. Ve
a él en Damasco. Este permiso viene de mi y del Profeta (la paz sea sobre él)."
[ El Sheikh Sulayman Arzurumi fue uno de los 313 santos de la Orden Naqshbandi
que representa y está establecido sobre las huellas de los 313 mensajeros.]
"Esa
visión terminó y con ella yo había recibido el permiso de ir a Damasco. Busqué
a mi Sheikh para contarle sobre mi visión. Lo encontré caminando hacia la mezquita
dos horas después. Yo corrí hacia él, y él abrió los brazos y me dijo, 'Mi hijo,
¿estás feliz con tu visión?' Entonces supe que él sabía todo lo que había pasado.
El dijo, 'No esperes. Dirígete a Damasco.' Él no me dio una dirección ni ninguna
otra información, sólo el nombre, Sheikh Abd Allah ad-Daghestani en Damasco. Viajé
desde Estambul a Alepo en tren, donde me quedé un tiempo. Mientras estuve allí
podía ir de una mezquita a otra, rezaba, me sentaba con los eruditos y me dedicaba
a la devoción y la meditación.
Luego viaje a Hama, que como Alepo, es
una ciudad muy antigua. Traté de seguir a Damasco, pero fue imposible. Los franceses,
que ocuparon Damasco, se estaban preparando para un ataque de los ingleses. Entonces
viaje a Homs a la tumba de Khalid ibn Walid (quiera Dios estar complacido con
él), un compañero del Profeta (la paz sea sobre él). Visité a Khalid ibn Walid
y luego fui a la mezquita y recé. Un servidor se acercó y me dijo, 'Anoche tuve
un sueño en que el Profeta (la paz sea sobre él) venía a mi, y decía, "Uno de
mis nietos vendrá aquí mañana, cuida de él." Luego me mostró como te reconocería
y ahora veo que tú eres esa persona.'
Tuvo tanto efecto en mí lo que me
dijo, que acepté su invitación. Me dio una habitación en esa mezquita donde me
quedé por un año. Yo no salía salvo para rezar y para sentarme en la compañía
de dos escolásticos eminentes de Homs que estaban enseñando recitación coránica
y exégesis, las Tradiciones y jurisprudencia. Ellos eran el Sheikh Muhammad Ali
Uyun as-Sud y el Sheikh Abdul Aziz Uyun as-Sud, el mufti de Homs. También asistía
a las enseñanzas espirituales de dos Sheikhs Naqshbandi, Sheikh Abdul Jalil Murad
y Sheikh Said as-Suba'i. Mi corazón anhelaba ir a Damasco, pero a causa de que
la guerra era tan intensa, decidí ir a Trípoli en el Líbano, desde allí a Beirut
y desde Beirut a Damasco por una ruta más segura.
En
el año 1944/ 1364 AH, el Sheikh Nazim viajó a Trípoli en un autobús que lo llevó
hasta el puerto de la ciudad. Allí él era un extraño, no conocía a nadie y mientras
recorría el puerto, vio que alguien venía del lado contrario de la calle. Esa
persona era el Sheikh Munir al-Malek, el mufti de Trípoli. Al mismo tiempo, él
era el Sheikh de todas las órdenes sufíes de la ciudad. Se le acercó y dijo, "¿Eres
sheikh Nazim?" Luego prosiguió: "Yo tuve un sueño con el Profeta (la paz sea sobre
él) y me dijo, 'Uno de mis nietos viene a Trípoli.' Él me mostró tu apariencia
y me dijo que te buscara en esta zona y que te cuidara."
El Sheikh Nazim relata,
"Me
quedé con el Sheikh Munir al-Malek durante un mes. El arregló para que viajara
a Homs y desde ahí a Damasco. Llegué a Damasco un Viernes de 1945/ 1365 AH al
comienzo del año Hijri. Yo sabía que Sheikh Abd Allah vivía en el distrito de
Hayy al-Maidan, cerca de la tumba de Bilal al-Habashi (quiera Dios estar complacido
con él) y de muchos descendientes de la familia del Profeta (la paz sea sobre
él), una zona antigua llena de monumentos antiguos.
Yo no sabía dónde
estaba la casa del Sheikh. Tuve una visión en ese momento, mientras estaba parado
en la calle, de que el Sheikh salía de su casa y me decía que entrara. Esa visión
terminó pero no pude ver a nadie en las calles, estaban vacías a causa de los
bombardeos de los franceses y los ingleses. Todos tenían miedo, escondiéndose
en sus casas. Yo estaba solo en las calles. Contemplé mi corazón para saber cuál
era la casa del Sheikh. Entonces en una visión vi una casa específica con una
puerta específica. Busqué hasta que encontré esa puerta. Mientras me aproximaba
para golpear, el Sheikh abrió la puerta y dijo, 'Bienvenido mi hijo, Nazim Effendi.'
Su rara apariencia inmediatamente me atrajo. Yo nunca antes había visto
un Sheikh semejante. La luz fluía de su cara y de su frente. Un calor provenía
de su corazón y de la radiante sonrisa de su rostro. Me llevó al piso de arriba,
hasta su habitación y me dijo, 'Te hemos estado esperando.'
En mi corazón
yo estaba completamente feliz de estar con él, pero también tenía el anhelo de
visitar la ciudad del Santo Profeta (la paz sea sobre él). Le pregunté a él '¿Qué
debo hacer?' y Él dijo, 'Mañana te daré tu respuesta. Por ahora descansa.' Me
dio de cenar, recé la oración de la noche con él y me dormí. A la madrugada me
despertó para hacer las oraciones supererogatorias de la noche. Nunca en mi vida
yo había sentido un poder semejante como ese en su oración. Yo me sentí ante la
Divina Presencia y mi corazón estaba cada vez más atraído hacia él.
Una
visión vino a mí. Me vi a mí mismo subiendo, paso a paso, una escalera desde nuestro
lugar de oración hacia el Bayt al-Mamur, la Kaaba de los cielos. Cada paso era
un estado en el que él me ponía. En cada estado yo recibí conocimiento en mi corazón
que nunca antes había aprendido o escuchado. Palabras, frases y oraciones se juntaron
en una forma tan magnificente, transmitidas dentro de mi corazón en cada estado
al que yo fui elevado, hasta que llegamos al Bayt al-Mamur. Allí vi a 124.000
profetas parados en filas para la oración, con el Profeta Muhammad (la paz sea
sobre él) como guía (imam). Vi a 124.000 Compañeros del Profeta Muhammad (la paz
sea sobre él) parados en filas detrás de ellos. Vi a los 7.007 santos de la Orden
Naqshbandi parados detrás de ellos para la oración. Vi a 124.000 santos de las
otras órdenes, preparados en filas para la oración.
Quedaba un lugar libre
para dos personas justo al lado derecho de Abu Bakr as-Siddiq (quiera Dios estar
complacido con él). El Grandsheikh se dirigió a ese espacio libre y me llevó con
él y realizamos la oración del amanecer. Nunca en mi vida yo había experimentado
la dulzura de esa oración. Cuando el Santo Profeta Muhammad (la paz sea sobre
él) dirigió la oración, la belleza de su recitación fue indescriptible. Fue una
experiencia que las palabras no pueden describir, porque fue un asunto Divino.
Cuando la oración terminó, la visión terminó, y yo escuché al Sheikh diciéndome
que hiciera el llamado a la oración del amanecer.
El hizo la oración del
amanecer y yo recé detrás de él. Afuera podía escuchar el bombardeo de los dos
ejércitos. El me dio iniciación en la Orden Naqshbandi y me dijo, 'Oh mi hijo,
nosotros tenemos el poder de hacer que nuestro discípulo alcance su estación en
un segundo.' En cuanto dijo eso, él dirigió sus ojos a mi corazón, e inmediatamente
se pusieron de color amarillo, luego cambiaron a rojos, luego a blancos, luego
a verdes y finalmente a negros. El color de sus ojos cambiaba mientras él derramaba
en mi corazón el conocimiento asociado con cada color.
La
luz amarilla fue la primera y corresponde al estado del corazón; él derramó en
mi corazón todo tipo de conocimiento externo que es necesario para la vida diaria
de la gente. Luego me derramó estado del secreto, el conocimiento de todas las
cuarenta órdenes que vienen de Ali ibn Abi Talib (la paz sea sobre él). Yo me
encontré a mí mismo maestro en todas estas órdenes. Mientras me transmitía el
conocimiento de este estado, sus ojos eran rojos. El tercer estado, que es el
secreto del secreto, solo es permitido para los Sheikhs de la Orden Naqshbandi,
cuyo guía (imam) es Abu Bakr (quiera Dios estar complacido con él). Mientras él
derramaba este estado en mi corazón, sus ojos eran de color blanco. Luego me puso
en el estado de lo oculto, la estación del conocimiento espiritual escondido,
donde sus ojos cambiaron a verdes. Luego me llevó a la estación de la completa
aniquilación, la estación de lo más oculto donde nada aparece. El color de sus
ojos era negro. Aquí me llevó a la Presencia de Dios y luego me regresó a la existencia.
En ese momento mi amor por él era tan intenso que no podía imaginarme
estar lejos de él; lo único que deseaba era quedarme con él para siempre y servirlo.
Luego la tormenta llegó, descendió el tornado, y la turbulencia amenazó la calma.
La prueba fue gigantesca. Mi corazón se desesperó cuando él me dijo, 'Mi hijo,
tu gente te necesita, yo ahora te he dado suficiente. Vete a Chipre hoy.' Yo tardé
un año y medio para llegar a él, estuve una noche con él, y ahora me estaba ordenando
que regresara a Chipre, un lugar que no había visto en cinco años. Fue una orden
terrible para mí, pero en el Camino Sufí, el discípulo se debe entregar y someterse
a la voluntad de su Sheikh."
El
regreso a Chipre.
"Después de besar sus manos y pies y con su permiso,
traté de encontrar una forma de viajar a Chipre. La Segunda Guerra Mundial estaba
llegando a su fin. No había medios de transporte. Mientras estaba en la calle
pensando esto, una persona se me acercó y me dijo, 'Oh Sheikh, ¿necesita que lo
lleve?' Yo dije, '¡Sí! ¿a dónde va?' y él respondió, 'A Trípoli.' Me llevó en
su camión y después de dos días llegamos a Trípoli. A la llegada le dije, 'Llévame
al puerto.' él respondió, '¿Para qué?' y le dije, 'Para conseguir un barco a Chipre.'
dijo, '¿Cómo? Nadie viaja por mar con esta guerra.' Yo dije, 'No importa eso,
sólo llévame allí.'
Me llevó al puerto y me dejó allí. Otra vez me sorprendí
cuando vi al Sheikh Munir al-Malek viniendo hacia mí. Me dijo, '¿Qué es ese amor
que tu abuelo tiene por ti? El Profeta (la paz sea sobre él) vino otra vez a mí
en un sueño y dijo, "Mi hijo Nazim está viniendo, cuida de él."' Me quedé con
él tres días, y le pedí que me ayudara a conseguir un pasaje a Chipre. El lo intentó,
pero era imposible en ese momento a causa de la guerra y la falta de combustible.
Sólo pudo conseguir un velero. Me dijo, 'Puedes ir, pero es peligroso.' le respondí,
'debo ir, porque esa es la orden de mi Sheikh.' El Sheikh Munir le pagó al dueño
un precio muy alto para que me llevara. Zarpamos, y nos costó siete días llegar
a Chipre, un viaje que normalmente lleva cuatro horas en un barco a motor.
En
cuanto bajé del barco y puse mi pie en el suelo de Chipre, me sobrevino una visión
espiritual que se abrió a mi corazón. Vi al Grandsheikh Abd Allah ad-Daghestani
diciéndome, 'Oh mi hijo, nada pudo impedir que cumplieras mi orden. Tú has logrado
mucho escuchando y aceptando. Desde este momento yo siempre seré visible para
ti; cada vez que tú dirijas tu corazón hacia mí, yo estaré allí. Cualquier pregunta
que tengas, recibirás una respuesta directamente de la Presencia Divina. Cualquier
estado espiritual que tú quieras alcanzar, se te otorgará por tu completa entrega.
Todos los santos están felices contigo, el Profeta (la paz sea sobre él) está
feliz contigo.' En cuanto dijo eso yo lo sentí al lado mío, y desde entonces nunca
me ha dejado; él siempre está a mi lado."
Sheikh
Nazim comenzó a impartir guía espiritual y enseñanzas islámicas en Chipre. Muchos
seguidores fueron a él y aceptaron la Orden Naqshbandi. Desafortunadamente, fue
en una época en que toda religión estaba prohibida en Turquía, y como él estaba
en la comunidad turca de Chipre, la religión estaba perseguida allí también. Incluso
hacer el llamado a la oración estaba prohibido.
Su primera acción después
de llegar a su tierra natal fue ir a la mezquita y hacer el llamado a la oración
en árabe. Inmediatamente fue preso. Estuvo en la cárcel durante una semana, y
en cuanto lo liberaron fue a la gran mezquita de Nicosia y llamó a la gente a
la oración desde el minarete. Esto enojó mucho a los funcionarios, que presentaron
un juicio en contra de él. Mientras esperaba el juicio, fue por todo Nicosia y
las ciudades cercanas llamando a la gente a la oración desde los minaretes. Como
resultado, se elevaron más juicios en su contra. Los abogados le aconsejaron que
parase de llamar a la gente a la oración, pero él dijo, "No, no puedo. La gente
debe escuchar el llamado a la oración."
Llegó el día de la audiencia para
los 114 casos, que si lo hubieran procesado y condenado podría haber recibido
más de 100 años de cárcel. El mismo día, llegaron los resultados electorales de
Turquía, y un hombre llamado Adnan Menderes había subido al poder. Su primera
acción como presidente fue abrir todas las mezquitas y permitir que el llamado
a la oración se hiciera en árabe. Ese fue un milagro de nuestro Grandsheikh.
Durante
sus años allí, Sheikh Nazim viajó por todo Chipre, también visitó el Líbano, Egipto,
Arabia Saudita y muchos otros lugares para enseñar el Camino Sufí. Regresó a Damasco
en 1952 cuando se casó con una de las discípulas del Grandsheikh, Hajjah Amina
Adil. Desde ese momento vivió en Damasco y visitaba Chipre todos los años durante
los tres meses de Rajab, Shaban y Ramadán. Su familia vivía en Damasco con él
y viajaba con él a Chipre. Tuvo dos hijas y dos hijos, de los cuales el mayor
heredó su vocación espiritual y su función de maestro de la Muy distinguida orden
Naqshbandi.
Dirigiendo
el Dikr en la mezquita de Peckham en Londres.
En
1974, empezó a visitar Europa, viajando cada año desde Chipre a Londres en avión
y de vuelta por tierra en coche. Él se encontraba con gente de todo tipo, venidos
de todas partes y que hablando diferentes idiomas, de todas las creencias posibles
y diferentes culturas. La gente tomaba shahada (testimonio de fe) con él y se
unía a la tariqat, donde recibían instrucción y guía espiritual. Sus viajes no
se limitaron al norte de Europa, como Inglaterra, Alemania, Francia, sino también
países como España, Italia, América del Norte, Malasia, las antiguas repúblicas
soviéticas y países de oriente.
Sus
Retiros
Su primera
seclusión a las órdenes de Sheikh Abdullah ad-Daghestani fue en 1955, en Suileih,
Jordania. Debía estar allí seis meses en seclusión. Atrajo allí miles y miles
de discípulos, por los que Sulieih y sus alrededores, como Ramta y Amman, estaban
llenos de los seguidores del Sheikh. Funcionarios y mucha gente eran atraídos
a él por su luz y personalidad.
Cuando sólo tenía dos hijos, fue llamado
por su Sheikh a encontrarse con él. Le dijo, "He recibido la orden del Profeta,
la paz sea con él, que te ordene hacer seclusión en la mezquita de Abdul Qadir
al-Jilani en Bagdad. Debes ir allí y hacerla por seis meses."
Después
de las difíciles circunstancias de dejar a su familia y tener que viajar a Bagdad,
el Sheikh llegó a la mezquita de Abdul Qadir al-Jilani. De su seclusión nos relata:
"Solo salía de mi habitación para las cinco oraciones. Todo lo demás lo pasaba
en aquella habitación. Llegaba a tal estado que era capaz de recitar el Corán
completo en solo 9 horas. Además recitaba 124.000 veces "la illaha illa allah"
y 124.000 oraciones sobre el Profeta, la paz sea con él, y Dalail al-Khairat.
Añadido a esto recitaba regularmente 313.000 "Allah" cada día en añadido a todas
las oraciones que se me habían prescrito. Visión tras visión se iban apareciendo
ante mí cada día. Solían llevarme de un estado a otro y darme un estado de completa
Aniquilación en la Divina Presencia."
Maulana Sheikh Nazim pasó
el resto de su vida viajando y recibiendo a discípulos, eruditos de diversas tradiciones
y confesiones así como a personas de todo tipo que sintieron el deseo de conocerle
o visitarle.
Maulana se caracterizó siempre por su hospitalidad, su trato
cercano y cariñoso con cuantos se encontraban con él o le visitaban; jamás partió
alma ninguna que habiendo ido a encontrarle con un deseo sincero no colmara su
anhelo o recibiera la guía que buscaba.
En la actualidad y desde su partida
en Mayo del 2014 su hijo mayor Sheikh Mehmed Adil continúa su labor de guía desde
su dergah en Estambul, viajando como solía hacerlo Maulana Sheikh Nazim y visitando
regularmente la dergah de Lefke donde yacen los restos del gran maestro.
La
dergah de Maulana Sheikh Nazim se ha convertido en lugar de peregrinaje y centro
de retiro; numerosos seguidores y discípulos continúan visitando la casa del maestro
y allí reciben instrucción espiritual así como sosiego en sus corazones de la
mano de Sheikh Mehmed Adil (quiera Allah santificar el secreto de ambos).